Archivada la denuncia de Almería contra Industriales:
Punto M, pág. 18 a 24
https://ferugby.es/wp-content/uploads/2 ... l-2022.pdf
Desde hace algún tiempo, el CDD ha ido configurando peligrosamente la alineación indebida como una infracción dolosa que requiere siempre de una intencionalidad evidente por parte del presunto infractor, desplazando además inexplicablemente la responsabilidad desde el equipo que comete la infracción hacia el árbitro del encuentro de forma que, si este consiente (aunque sea tácitamente) en dicha alineación indebida, convalida la acción del equipo infractor eximiéndole de cualquier responsabilidad por tales hechos.
En mi opinión, la alineación indebida es una típica infracción de mera actividad cuya punibilidad se basa en circunstancias objetivas que no requiere de dolo o culpa; el simple incumplimiento del mandato constituye ya de por sí una infracción y la responsabilidad incumbe normalmente al equipo que conscientemente o con desprecio o ignorancia de las normas, las incumple.
Pero, aunque no se aceptara el principio de responsabilidad objetiva en estos casos, lo cierto es que, por naturaleza, en una alineación indebida que se produce en una categoría con el nivel competitivo DH o DHB concurre siempre necesariamente y cuando menos un grado de culpa evidente (por negligencia o ignorancia inexcusable) que resulta imputable en todo caso al equipo infractor (es lo más lógico; al fin y a la postre, la alineación o sustitución de un jugador es un acto voluntario del equipo que este realiza bajo su exclusiva responsabilidad y con un conocimiento de la normativa que debe presumirse) o, en su caso, al propio árbitro (en el supuesto -difícilmente imaginable en estas categorías- de que haya sido éste el que de forma evidente hubiera inducido al equipo a actuar de tal manera). Lo que no puede ser y resulta incomprensible es que se identifique objetivamente la existencia de una alineación indebida y, por tanto, de una infracción, y no se identificar un responsable.
De aquellos polvos estos lodos … y los que quedan por llegar.